No sé bien en qué momento me decidí a escribir
esto, quizá fue el hecho de que siempre me ha gustado inventar historias, quizá
sea porque me gusta llevar la contraria y en este grupo solo había heroínas así
que como yo soy un héroe me decidí a narrar esta leyenda. Cabe aclarar que
poner nombres siempre ha sido mi némesis, por lo que he optado por nombrar a
los personajes con letras griegas.
Sin más preámbulos, empecemos.
Yo tuve un amigo, o eso creo, nadie recuerda a
ese chico y yo a ratos dudo que fuese real. De todo esto hará ya unos 10 años,
pero lo recuerdo como si fuese ayer y creo que no me olvidaré nunca.
Me desperté como todos los días, e iba tarde como
siempre. Era un niño tímido, doce años y sin amigos, bueno, tenía a Gamma, pero
no cuenta porque no quedaba nunca. Ese mismo día a la salida me pareció ver un
chaval mirándome, fue solo un momento, pero estoy seguro de que así fue.
Al día siguiente fue la misma historia, lo que
esta vez hablamos. Me dijo que era nuevo, y que tampoco conocía a nadie. Nos
caímos bien. Recuerdo su nombre a la perfección, Zeta.
Mis padres se sorprendieron cuando les dije que
tenía planes ese viernes y que como ellos se iban a ir toda la tarde iría a
casa con un amigo.
La semana pasó tranquila, solo veía a Zeta en
momentos puntuales, como en los pasillos o a la salida, me conto que no salía
al patio porque tenía muchas alergias y era muy enfermizo, y que por eso me
dijo de ir a mi casa.
El viernes lo pasamos jugando a la videoconsola
un buen rato, por no decir toda la tarde, le dije que mis padres cenaban fuera
y que se podía quedar a cenar, me recordó sus alergias y que tenía que tomar su
medicación, nos despedimos y se fue.
El lunes no le vi, ni el martes, ni nunca más, me
temía lo peor. Recuerdo ir a hablar con la jefa de estudios y su respuesta me
dejó helado, no había ningún Zeta matriculado en el curso y tampoco lo había
visto por los pasillos, pero creo que ella se quedó aún más helada ante mi
pregunte, de hecho, llamo a mi casa preocupada por mi estado. Al llegar me
esperaban mis padres, me interrogaron e incluso mencionaron llevarme al
psicólogo, les describí a Zeta con todo detalle, y sus enfermedades también,
algo en la cara de mi padre cambió, dejó de interrogarme.
Esa misma noche lo oí hablar con mi madre,
resultaba que él tenía un hermano, o lo había tenido, se llamaba Zeta y era un
niño enfermizo y lleno de alergias, tanto que no superó los 12 años. Le dijo
que no le gustaba hablar de él dado que estaban muy unidos y su muerte le
marcó.
Mi padre nunca me contó la historia y yo nunca le
pregunté, pero ambos sabemos que es lo que vi.
J.Saavedra
Interesante
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