Miro el reloj y quedan 25 minutos, parece que
la clase de mates no se acabe nunca. La última semana antes de Navidad y estoy
más empanado que un niño frente a los dibujos animados.
Vuelvo a mirar el reloj, ha
pasado mucho pienso inocente, y la magia de las mates hacen que aún queden 24
minutos, parece que esta última hora no se vaya a acabar nunca. He empezado a
fantasear con lo que haré en vacaciones, lo normal, leer y ver series.
Vuelvo a comprobar lo que
falta, 20 minutos, el suicidio roza la viable, el tema de vectores está
pudiendo conmigo, pero si me distrajese con algo pasaría mejor el tiempo que me
queda.
No me he suicidado, pero aún
quedan 18 minutos y esta señora no se calla, el sueño me recorre, podría
agacharme y dormir, estoy en segunda fila pegado a la pared y tengo una
compañera delante.
No me he dormido, pero aún
quedan 15 minutos, me acaban de recordar que mañana hay examen de verbos en
francés, vaya basura, aunque lo prefiero a mates, al menos estoy con un amigo.
Al fin quedan solo 10
minutos, aun seguimos corrigiendo los ejercicios de deberes, pero parece que
voy a aguantar, de vez en cuando hablo con mi compañero de el lado, tan
aburrido como yo, no se como lo hacemos.
5 minutos, entramos en la
recta final, una sonrisa se dibuja por las caras de mis compañeros, no nos va a
deberes y no nos veremos hasta después de Navidad.
Queda un minuto, ya estamos
recogiendo, pero de repente nos dice que nos quedamos más rato, el suicidio
vuelve a ser una opción, y muy viable.
Suena el timbre, y nos dice
que nos podemos ir, he pensado seriamente en tirar cosas, recojo y me voy, pero
no sin antes decir Feliz Navidad.
Fenrir
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