Como una espina clavada que no se puede
quitar, como un tormento invisible pero persistente. Un dolor oculto a los ojos
que ataca cuando menos te lo esperas, se eleva sobre sus iguales, oprimiéndolos
en el proceso. A veces van juntos, en otras se separan, pero siempre saben cuándo
atacar, esperando al peor momento, al más incómodo, al más inoportuno. Creo que
me está saliendo otra muela del juicio...
Royo
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