RUTINA


Llego a la puerta de casa.  Introduzco la llave en la cerradura y abro la puerta.  Al entrar, mi madre me saluda.
-¿Qué tal la mañana hija?  ¿Muchos deberes? – me pregunta.
-Bien, normal. – le contesto desganada, pero parece no darse cuenta y sigue a lo suyo, como siempre.
 Me dirijo a mi habitación.  Cuando llego cierro la puerta, dejo la mochila en el suelo y me siento en el borde de la cama.  No estoy bien, estoy cansada de hacer todos los días lo mismo.  Hoy es uno de esos días en los que a la mínima, explotas, y no es culpa de nadie, simplemente estás cansada de todo y todo te irrita, así que cuando empiezo a pensar en todos los deberes que tengo que hacer para mañana y los cuatro exámenes que me quedan esta semana, exploto. Me echo a llorar y me pego así un buen rato.  Mientras tanto, mi madre está acabando de hacer la comida.  Intento no hacer mucho ruido para que no me oiga. 
Cuando me llama para comer salgo de mi habitación, le digo que ahora voy y me meto en el baño.  Me lavo la cara y me miro en el espejo antes de salir.  Cuando me siento a la mesa ya está la comida puesta.
-Bueno, dime qué tal te ha ido la mañana, que al final no me has contestado.

-A

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